Valores, Ètica, Ciudadanía

Valores, Ètica, Ciudadanía
"Nada puedes enseñarle a un hombre, sólo puedes ayudarlo a que lo descubra dentro de si mismo". Galileo Galilei

Especialista en Valores Ciudadanos. Facilitadora de Alto Impacto Genética del Cambio.Open Space

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Especialista en Educaciòn en Valores Ciudadanos Universidad Catòlica Andrès Bello Caracas-Venezuela

jueves, 16 de enero de 2014


Nadie puede asumir la responsabilidad de mi vida y de mi felicidad…

Yo Soy Responsable de mi vida, de mi felicidad personal, de hacer de mi vida un éxito o un fracaso; de trazar mis metas y alcanzarlas. De elegir los valores de acuerdo con los que vivo. De mis decisiones, acciones y consecuencias. De cómo vivo…  

¿Es posible educar la responsabilidad en los niños?

¡Claro que sí! Educar niños responsables requiere tiempo, dedicación y mucha paciencia de los adultos con quien convive. Son los padres en casa los que inician esta labor y los maestros refuerzan en la escuela. La Responsabilidad es un Valor importante en el ser humano, porque determina como va actuar en la toma de decisiones, asumir consecuencias de sus acciones, en definitiva ser persona confiable…Son las pequeñas acciones que va realizando desde pequeño, en su mayoría adquisición de buenos hábitos, los que van formando al niño y van configurando el adulto comprometido. Esa persona consciente del cumplimiento de sus deberes y obligaciones. Es en el ejemplo que el pequeño ve en su casa, el que más enseña. Se refuerza en la socialización que realiza en el entorno donde vive e interactúa. Todos estos factores son los que van construyendo esa Persona Responsable, comprometida consigo mismo, con los demás, capaz de cuidar la naturaleza, con el propósito de preservar la vida en el Planeta. Es el ideal de persona y ciudadano que todo País requiere para construir una Sociedad donde sea posible progresar y convivir en Paz.

¿Por donde empezar…?

Para fomentar el sentido de la responsabilidad en nuestros niños se recomienda empezar temprano, asignándoles tareas sencillas, tomando en cuenta las destrezas que su edad y madurez le permiten. Un buen comienzo es enseñarles a cuidar su higiene personal. De manera autónoma lograr que pueda bañarse, cepillarse los dientes, el cabello, vestirse solo, ponerse y hacer los lazos de las trenzas de los zapatos sin ayuda.
Todos los que hemos tenido niños, cuando son pequeños, hemos vivido la impaciencia con ellos. No es fácil disponer de mucho tiempo en esta vida tan complicada en horarios, compromisos de trabajo y tráfico. Esperar que nuestro hijo ejecute con la destreza y rapidez del adulto muchas acciones que les damos hacer, es muchas veces motivo de regaño al pequeño y hasta conflicto familiar a la hora de quien atiende o ayuda al niño. Queremos que esté listo, y perfecto…Los queremos ver como “adultos” para que actúen y aprendan rápido. Lo simpático es que nosotros también hemos sido niños y olvidamos lo torpes, lentos, distraídos que fuimos... Hay que entender que todo niño merece respeto, no puede ser motivo de burla o agresión al no realizar las cosas como queremos. Para ellos todo es parte de su aprendizaje. Gritarles, regañarlos no es la mejor opción, no estamos educando. Lo conveniente es hacerle saber donde estuvo el error, y si decides ayudarlo, hazlo con cariño. Organiza tu tiempo y actividades para dedicárselo, si sabes que todavía no lo puede hacer solo, debe ser paciente y acompañarlo en el proceso de aprender. Así lo estarás formando para ser independiente y responsable. De la otra manera, el niño recibe el regaño, para que finalmente un adulto resuelva el problema, y eso no es lo que lo que se quiere. Más adelante tu hijo con la destreza adquirida será el responsable de hacerlo cada vez mejor y si es para el un reto, dale la opción de levantarse más temprano para estar listo a tiempo. Eso es respetar el tiempo de otros. Es aconsejable estimularlos con palabras, una caricia, o un cálido abrazo que dice: Te Amo! Estoy contigo! Puedes lograrlo!
Tienes que estar consciente que eres ejemplo, cada actividad que le vas dando para que realice, es nueva para él, todo comienzo tiene dificultades. Son un aprendizaje en responsabilidad. Mantener  el orden es otra tarea que puedes asignar a tus niños. Es en casa donde se ejercen los valores, se establecen normas de convivencia y responsabilidad. Acciones tan sencillas como guardar sus juguetes. Recoger su habitación. Cuidar a su mascota, ser responsable de su alimentación y limpieza cuando tienen la edad para hacerlo. Es ir dándole la responsabilidad de otro ser vivo, en este caso un animal. Mañana puede ser, un humano, su pareja, su hijo, su padre, un anciano, un compañero de trabajo, un vecino.... Ayudar a poner y recoger la mesa, hacer sus tareas organizar su mochila del colegio. Cuidar de los hermanos pequeños. Cumplir un horario, regresar a casa a tal hora, después de una fiesta o actividad deportiva. Todas parecen actividades tan comunes en nuestra vida cotidiana, que no las asociamos con la importancia que tienen con la manera de actuar o ser Persona Responsable.
Responsabilidad hacia uno mismo y los demás
La responsabilidad está asociada a la obligación y al deber que toda persona asume. Es garantía del cumplimiento de los compromisos adquiridos, además que genera confiabilidad y tranquilidad entre las personas. En nuestra vida estamos enfrentando situaciones que nos impulsan a tener actitudes o tomar decisiones. No importa sean grandes o pequeñas, nos pueden afectar en lo personal, influyen en el entorno, el trabajo y hasta en  la vida de los demás. Esto es producto de cómo hemos orientado y valorado nuestra responsabilidad en relación a un acto que hemos realizado. Cuando eres persona responsable te ayuda a reflexionar sobre las consecuencias y si vas asumir el desenlace que puede ocurrir con la conducta o acción realizada. En consecuencia es ser responsables directos o indirectos de lo ocurrido. Las personas que aceptan vivir con responsabilidad tendrán mejores expectativas de tener éxito para alcanzar con claridad sus objetivos Serán más estables en sus relaciones de pareja, comprometidos con los hijos, la familia, su trabajo. Serán felices en lo que hagan y tendrán  relaciones  de mayor respeto  hacia sus semejantes. 

Prioridad:
El hombre está condenado a ser libre, porque una vez que está en el mundo, es responsable de todo lo que hace.
Jean Paúl Sartre
.
Cada uno es responsable de lo que le sucede y tiene el poder de decidir lo que quiere ser. Lo que eres hoy es el resultado de tus decisiones y elecciones en el pasado. Lo que seas mañana será consecuencia de tus actos de hoy. La responsabilidad es uno de los valores y pilares más fuertes del éxito
Si quieres una sociedad y mundo mejor. Debes educar, formar a niños y jóvenes en la Responsabilidad como un Valor Humano indispensable para crecer, progresar y poder convivir en paz. 
"No digas no puedo, si aún no lo has intentado”

Lo más importante en nuestra Vida no es darnos cuenta de que tenemos problemas, sino descubrir qué  vamos hacer para superarlos.
El principal problema de la Perseverancia es que no somos constantes
en nuestras acciones.

¿La perseverancia, es un valor que se aprende?

Es un valor humano fundamental en la vida para obtener un resultado concreto. Es imprescindible adquirirlo a edad temprana. Es a partir de los tres años cuando el niño va tomando conciencia de la importancia de ser constante en las tareas cotidianas en casa y del esfuerzo que tiene que poner para poder lograrlas. Esto le da estabilidad y confianza en sí mismo.
Es durante la infancia, cuando el niño de forma espontánea, se da cuenta, que las tareas que realiza a diario no son tan difíciles, si las repite con cierta frecuencia y pone su mejor esfuerzo para realizarlas lo mejor posible, hasta que las logra. Para ello, los padres deben ser contantes en sus actuaciones para transmitir coherencia y estabilidad a su hijo. Éstos deben ser firmes en sus actuaciones, y deben dejar claro cuales son las consecuencias de finalizar o no una tarea, estas deben ser siempre las mismas.
Una situación muy común es que a los niños les cuesta dormir solos en su habitación e inclusive les es difícil separarse de los padres. No aceptan quedarse con otros adultos, abuelos o personas de la familia. Es importante saber manejar esta situación y desde un comienzo ir enseñando al niño las normas de convivencia en el hogar. Qué él conozca cuales son los espacios dentro de la casa destinados para él, donde va a dormir, jugar, comer. Así como también vaya reconociendo, teniendo relación de confianza con las personas con quien va a compartir horas, mientras sus padres trabajan, no están cerca o en casa. 
 ¿El niño puede aprender a ser perseverante?
La perseverancia se aprende. Es un aprendizaje y para que sea constante en el niño y no termine en intentos fallidos, la frustración aparezca cuando no consigue las cosas que quiere a la primera. Es importante adaptar actividades y retos a las edades y nivel de maduración de nuestro hijo. Es aconsejable ir asignando pequeñas tareas, así iremos reforzando cada pequeño logro conseguido. Hay que animarlo cuando recoge sus juguetes, arregla su habitación, hace la tarea del colegio, ayuda a poner la mesa, atiende a su mascota. Realiza una actividad deportiva y se esfuerza por practicar, cumple asistencia y horario. Se viste, come y baña solo, cepilla los dientes, etc. Al principio no podemos esperar que realice perfectas las actividades. Pero en la medida que lo vamos guiando, enseñando como hacerlo, acompañando en el proceso de aprender, hay que animarlo a perseverar en lo que hace. Es muy positivo decirle que puede hacerlo mejor, antes de regañar. Siempre hay que reconocer el esfuerzo y la constancia en lo que realiza, hacerle ver que es importante que lo logre por si mismo. Nuestro pequeño va ha ir cumpliendo las tareas, siente  satisfacción cuando logra la tarea asignada. No olvidemos, siempre es un reto al comienzo, para el adulto y para el niño. Nuestro pequeño, no sólo está adquiriendo hábitos, está aprendiendo a realizar actividades con autonomía, superando por si sólo las dificultades. Va aprendiendo a ser responsable de sus actos, comienza a ser comprometido y persiste en un objetivo.
Tenemos que tener en mente que también se aprende a través del ejemplo. Son los padres, los adultos con quien convive y los maestros con los que se relaciona en el colegio los encargados de educar en valores. Recordemos la Perseverancia es un Valor. El niño observa nuestras acciones, por eso es importante la perseverancia que nosotros ponemos en práctica en el quehacer diario. Es la fortaleza que nos mueve a la acción, que no permite dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo.  Cuando hablamos de este valor a nuestros hijos, valdría la pena reflexionar sobre nuestros propósitos de vida y revisar si los estamos cumpliendo. Tenemos que analizar si nuestras capacidades las estamos poniendo en práctica para establecer metas u objetivos y si estamos dispuestos a cumplirlos.
Cualquier meta que emprendamos, debe de estar acompañada de  medios, recursos personales y saber como los vamos a utilizar para conseguirla. Debemos pensar qué nos hace falta para alcanzarla. Hay que descubrir en nosotros las herramientas que poseemos, porque esas son nuestras habilidades. Las posibilidades y conocimientos que requerimos y cómo aplicarlos. La perseverancia requiere sentido común, hay que pensar que tal vez el proyecto o meta no lo logremos de inmediato; sin embargo es importante esforzarse para volver a intentar.
Porque la perseverancia brinda estabilidad, confianza y es una señal de que estamos creciendo y madurando como persona.  De que somos capaces de lograr cosas por nuestro propio esfuerzo. Los caminos fáciles nunca han sido de triunfadores, sino de conformistas…
Hay que estar preparados para enfrentar los retos que el mundo actual nos está exigiendo. Asumir el compromiso pleno, decididos a cumplir los objetivos trazados, superando los obstáculos. Con firmeza ante las dificultades, sin miedo dispuestos a cumplir las tareas que se nos asignan. Desde las actividades más sencillas a las más complejas que se presentan en el hogar, con la pareja, los hijos, la familia, el trabajo, los estudios. Ser personas capaces de buscar soluciones a las dificultades que puedan surgir en el camino.
Nuestros Niños aprenden a ser Perseverantes
ü      En los estudios, desarrollando habilidades, adquiriendo conocimientos, realizando tareas para alcanzar metas. Cuando logran buenas calificaciones por la constancia y esfuerzo.
ü      Cuando en casa se les asignan tareas
ü      Ante los problemas y dificultades
ü      En el juego cuando pierden o ganan
ü      Reconocer que con esfuerzo y constancia sus sueños, ilusiones y metas se pueden alcanzar
ü      Recibiendo el apoyo y reconocimiento de los Padres
ü      Que se puede aprender de las experiencias buenas y malas
ü      Que vale la pena luchar por lo que se quiere o desea en la vida
ü      Que hay que cumplir tareas, esforzarse para conseguir lo que se quiere
ü      Saber que de los errores también se aprende, y nos ayudan para no volver a cometerlos
Ser Perseverante. Lo logramos si…
ü      Somos constantes en nuestras actividades
ü      Firmeza ante las dificultades
ü      Sin miedo enfrentamos los retos
ü      Aprendemos a valernos por nosotros mismos
ü      Estamos conscientes que nadie puede responder por nosotros
ü      Con voluntad, esfuerzo, constancia y trabajo transformar sueños al darle vida, transformar en realidad
ü      Pensar en positivo


Persevere. Nada en el mundo puede reemplazar a la perseverancia. El talento no lo hará; nada es más común que los fracasados con talento. El genio no lo hará tampoco. Perseverancia y determinación son las únicas virtudes omnipotentes
Ray Crock

Fundador de Mac Donald's

miércoles, 9 de octubre de 2013

La gratitud es un valor humano de convivencia
Aprendamos a decir: ¡Gracias!

“Desarrolla una actitud de gratitud, da gracias por todo lo que te sucede, sabiendo que cada paso que das te va a llevar a lograr algo mejor”

Es importante y muy cálido en las relaciones humanas responder con agradecimiento a un saludo amable de “¡Buenos días!” y decir “Gracias”. Esta es una palabra que abre puertas y acerca a las personas para convivir en paz. Cuando decimos: “¡Gracias!”, no sólo estamos demostrando buenos modales, estamos reconociendo el mérito de la otra persona al prestarnos un servicio del que somos beneficiarios y estamos satisfechos.
Al darle las gracias a un trabajador en su puesto de trabajo, agradecemos la prestación de un servicio. Estamos valorando a la persona y el trabajo que realiza a favor del usuario y de la comunidad. Muchas veces nos quedamos con la idea de que es su trabajo y debe hacerlo bien, entonces se nos olvida agradecerle porque fue eficiente y reconocer su buen desempeño.
El dar y recibir está dentro de toda relación de convivencia humana. Comprender que la gratitud debe estar presente en nuestras acciones es importante.
Educar a nuestros hijos en la gratitud
Comience a enseñar a edad temprana los buenos modales a su niño o niña. Como adulto usted siempre es el modelo, el ejemplo a seguir. Cuando el pequeño oye al padre o a un familiar dar las “gracias” a otra persona, recibe una lección de vida. No hay nada que forme más que el buen ejemplo. Es tarea de todos formar a niños y jóvenes en el valor de la gratitud.
Una excelente oportunidad de practicar la gratitud con su hijo es dándole las gracias. Cuando ha ordenado su cuarto después de jugar o cuando ha hecho las tareas en la hora que han acordado, por ejemplo. Se entiende que muchas de las tareas hechas en casa y el colegio son parte de las obligaciones que debe realizar en el día. Pero cuando usted le agradece, está reforzando conductas deseables. Ese: “Gracias, hijo” puede ser por su buena disposición a colaborar; por ser respetuoso, responsable, amable con los demás.
Servir con amor
En las relaciones familiares existen momentos y motivos para agradecer, a veces nos olvidamos que atender una llamada, estar pendiente de dar un mensaje, participar en las actividades hogareñas, ayudar al hermano en una tarea, servir un vaso de agua, merecen un reconocimiento de gratitud. Dar las gracias oportunamente, hace que la convivencia se dé con aprecio hacia el otro, se estimule la amabilidad y el servicio.Cuántos de nosotros no hemos oído a nuestros niños y jóvenes protestar y decirle al otro: “Yo no soy tu servicio… ¡sírvete tú!”. Actitudes como estas revelan que nuestros muchachos no entienden el servicio y lo asumen como un servilismo al otro. No lo practican como una prestación de servicio como tal, con la cual pueden ayudar o colaborar desinteresadamente, sin que sea un beneficio personal el que esté en juego.
Cadena de favores…
Cuando educamos a un niño en el valor de la gratitud, nace en él la necesidad como persona de emprender acciones desinteresadas en el dar y una actitud en el agradecer al recibir. Aprende a compartir y reconocer el bien que puede hacer por los demás y que otros pueden hacer por él. Dentro de la socialización natural en la casa, el colegio, la comunidad, nuestros niños y jóvenes pueden desarrollar relaciones humanas solidarias a través de toda su vida, que lo van a ir formando como persona integral con valores y gratitud.
No nos damos cuenta, pero a través de toda nuestra vida somos parte de “Cadenas de favores” que se dan de forma espontánea y desinteresada. Ayudamos a alguien sin conocerlo, y al tiempo nos vemos ante una necesidad o requerimiento donde aparece la persona que viene en nuestro auxilio, nos tiende la mano sin tener una relación o conocimiento de quienes somos. Sin darnos cuenta hemos dado de manera altruista a otro y por caminos que desconocemos recibimos solidaridad.
Reconocer al prójimo como a ti mismo
Cuando reconocemos a la otra persona como un igual, respetamos su dignidad humana y queremos ayudarla sin interés, deseamos que sea merecedora de felicidad igual que nosotros.
El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento del otro. No consiste, necesariamente, en “pagar favor” con otro igual, sino en mostrar el agradecimiento con un sencillo “Gracias”, como también ser capaz de guardar en la memoria esos actos de generosidad de otros, y encontrar el momento u oportunidad para devolver con acciones de amor ese agradecimiento.
Si es persona de fe, encontrará motivos para agradecer a Dios por todas sus bendiciones, la más bella e importante: la vida. Más que centrarse en la utilidad práctica de lo recibido, pondera la actitud amable de quien lo hizo y de cómo podemos devolver a otros. El fin último de todas nuestras acciones de gratitud es la humanidad. Lograr un mundo y un país donde sea posible convivir en paz.
Una manera de devolver nuestra gratitud a otros es…
·        Valorar lo que se recibe
·        Admitir que necesitamos a los demás
·        Reconocer las obras, lo que hacen otros por el bien común
·        Incluir en nuestro lenguaje expresiones de agradecimiento como: ¡Gracias!
·        Aceptar que muchas de las cosas buenas que tenemos se lo debemos a que otras personas nos han dado: amor, valores, fe, protección, cuidados, talento, sabiduría

El agradecimiento es la memoria del corazón

miércoles, 22 de mayo de 2013

¿Ponerse en los zapatos del otro…es Tolerancia?


Con demasiada frecuencia leemos noticias que se suceden en nuestro país. Nos estamos acostumbrando a ver imágenes en la televisión donde la violencia está presente. La intolerancia es la protagonista y tema de “moda” de la que todos hablamos. Hasta estamos aceptando como conducta del venezolano. El análisis nos lleva a pensar que se ha adoptado como normal y habitual la conducta violenta, como medio de resolver las diferencias o los problemas. Es la forma de imponer por la fuerza el poder sobre el otro, sin mediar el respeto o el dialogo que lleve a resolver el conflicto. Nuestros hijos están expuestos a este modelaje y esta sucediendo en todos los niveles socioeconómicos de nuestra sociedad. Es preocupante oír a jóvenes que imponerse a la fuerza, se justifica cuando es “un medio para conseguir un fin”…  No sólo es cuestión de adolescentes o adultos, los niños, lo están viviendo en su entorno e inclusive en los centros de estudio. Lamentablemente en nuestras aulas entró desde hace tiempo, el llamado “acoso escolar” o “bullying escolar”. Siendo ésta una práctica cada vez más frecuente de discriminación, burla, acoso psicológico, agresión y violencia. Siendo el blanco del acoso un niño, adolescente, por otro igual o por sus compañeros de clase…

Pero sabemos ¿qué es ser tolerante? ¿cómo educar la tolerancia?
Lo primero que pensamos al hablar de tolerancia, es que forma parte de la conducta de personas educadas, que no reaccionan con violencia, ni grosería cuando alguien piensa de manera distinta. Es uno de los valores que permiten a las personas; y ciudadanos convivir con otros en armonía y paz.

¿Qué es ser tolerante?
Es la capacidad que tenemos de compartir con quienes no estamos de acuerdo, mantenemos prejuicios e inclusive consideramos diferentes. Es flexibilidad, reconocimiento del otro con igual dignidad humana. Respetar la opinión cuando estás son diferentes a las nuestras, admitir que existen las diferencias y que todos  merecemos respeto en lo que se refiere al sexo, raza, cultura, religión, ideología política, condición económica o social que nos hacen a todos ser personas únicas y valiosas.
¿Tolerar o dejar hacer?
No debemos confundir tolerar, con el “dejar hacer”- Porque también el tolerar tiene límites. Los que dan el educar y formar a la persona con valores, con el precepto de autonomía, respeto a las personas y las normas. Ver al otro como un igual.
Ser tolerante
  • Conocerse así mismo, buena autoestima.
  • Buen manejo de la frustración, no todo el tiempo eres ganador…
  • No todo el tiempo tienes la razón…
  • Admitir que otros son tus iguales, son dignos igual a ti.
  • Merece respeto como persona el otro, aunque piense diferente…
  • Todos tenemos los mismos Derechos Humanos.
  • Ante la Ley todos tenemos los mismos Derechos y Obligaciones.
  • Aprender a ser responsables de lo que decimos o hacemos.
  • Asumir las consecuencias de nuestros actos.   
  • No es ceder valores por comodidad o sentirse presionado a hacerlo.
  • Debe estar presente la actitud de oír al otro con respeto.
  • El diálogo debe ser el medio para compartir ideas, solucionar los conflictos, para llegar a los acuerdos.
  • La conducta no es imponerse sobre el otro haciendo uso del poder, la intimidación o la fuerza.                                                                                                       
Educar a los hijos en Tolerancia
El ser humano gracias a las experiencias que vive desde que nace va aprendiendo a ser tolerante. El mayor ejemplo a seguir, son los padres, los hermanos, la familia. La escuela a través de la educación formal, los medios de comunicación, la comunidad y la sociedad donde interactúa con otros. Las personas son más tolerantes en la medida que se conocen a sí mismos. Desarrolla una autoestima sana. Son conscientes de cómo manejan el poder, con la idea de respetar, que no hay que someter al otro para hacerse respetar.  Es decir, que mientras más amenazada se sienta la persona en la pérdida de poder, más intolerante se volverá.
Los juegos en los niños son el medio de ir educando a los niños a ser tolerantes. Muchos hemos vivido situaciones en casa, el parque, e inclusive las maestras en los jardines de infancia lo difícil que es para tu hijo perder en el juego. Compartir los juguetes con otro niño e inclusive con los hermanos. En los más pequeños son conductas normales, pero que hay que ir guiando con amor y mucha paciencia. El niño va socializando y en ese proceso descubre que compartir es gratificante, hace amigos. Va comprendiendo que no todo el tiempo se puede ganar. Cuando aparezca la frustración en tu hijo al perder un juego, competencia, sea reprobado en un examen, abrázalo y háblale que puede lograrlo la próxima vez si se esfuerza en hacerlo mejor. Poco a poco va desarrollando la tolerancia desde el respeto hacia si mismo y los demás. La tolerancia comienza a ser ejemplo para el niño, en el adulto.
Si eres persona y ciudadano tolerante, tus hijos serán tolerantes…       
¿Somos tolerantes los venezolanos?
En este punto vale la pena detenernos y preguntarnos como ciudadanos:
·        ¿somos tolerantes cuando el carro de adelante, se detiene para dejar un pasajero?
·         ¿cómo reaccionamos cuando el carro demora para arrancar inmediatamente después de que ha cambiado el semáforo?
·        ¿en la relación con nuestra pareja, hijos, vecinos, compañeros de trabajo, somos tolerantes?
·        ¿oímos con atención la opinión del otro?
·        ¿respetamos las creencias políticas y religiosas diferentes a las mías?

Quien es Persona y Ciudadano Tolerante Convive en Paz con sus semejantes y en sociedad. Respeta y es Respetado. Disfruta la Vida y es Feliz! Construye un País y un Mundo Mejor!

viernes, 26 de abril de 2013

Comencemos a decir la verdad…
Con el ejemplo Educamos  a nuestros niños el Valor de la Honestidad

Si bien todos los adultos aspiramos que nos hablen con la verdad. También los padres queremos que nuestros hijos nos digan la verdad. Sin embargo la mayoría de las veces, nosotros les enseñamos con nuestras acciones que no somos honestos. El valor de la honestidad no es sólo hablarle al niño o joven que decir mentiras es malo, es demostrar con nuestro ejemplo, actos y relaciones con los demás, que no mentimos. Que somos honestos.  

 No todos somos iguales educando, lo que si debemos tener claro que valores queremos educar, casi siempre son los mismos valores con los que hemos crecido y vivido en nuestros hogares. Son los que vamos a ejercer afuera y queremos que los demás también los practiquen. Los valores se apoyan en la cultura y las costumbres de un pueblo. Aunque tenemos que tener claro que hay valores universales, aunque existan diferentes culturas, por ejemplo: no matar, robar…son principios aceptados en todas las culturas. Los valores deben ser aceptados y compartidos por la familia, la comunidad, la sociedad en donde nos desenvolvemos. Pautan normas de comportamiento de las personas y los ciudadanos. De otra manera, entraríamos en conflicto, seria difícil o imposible la convivencia, poder relacionarnos con otros.
Por eso es importante que si quieres oír la verdad en tu hijo, reconozcas que el valor que quieres fomentar es la honestidad. Es el valor, que tu también debes practicar, tus acciones deben ser ejemplo para los niños de persona honesta.
Incoherencia entre hablar y hacer
Cuantas veces estás en casa y tu hijo atiende el teléfono, es una persona que pregunta por ti, y le dices al niño que diga que no estás. También te debe haber sucedido, que cuando te pide explicación, le dices que es alguien a quien le debes un dinero y que no tienes como pagarle.
Es viernes, llamas a tu trabajo contando que falleció un familiar, cuando tu intención es tomar el fin de semana para ir de paseo a la playa con la familia.
Tienes que entregar un trabajo en una fecha y pones como excusa que se borró el informe por un virus en la computadora. Te prestaron un vehículo lo chocas en el estacionamiento, lo entregas al dueño, no le dices nada y cuando este se da cuenta, le dices que no fuiste tú, que pudo haber sucedido cuando se lo entregaste.
Si los padres hablan a los hijos de la necesidad de ser honestos y decir siempre  la verdad y hacen otra cosa. ¿Cómo crees está recibiendo el mensaje tu hijo? Con este proceder, la formación que le estás dando al niño,  es que mentir es bueno. Aceptable cuando hay un motivo a conveniencia que lo justifica. No importa tu falta, el incumplimiento del deber, lo importante es encontrar la manera para que la mentira sea creíble, evadir responsabilidad, salvarse de las consecuencias… 
Los padres o el adulto que educan deben asumir la responsabilidad y el compromiso contraído. Sea con la familia, el hijo, el trabajo, la sociedad. Cuando no eres capaz de encontrar verdaderas razones para explicar al otro que te impide cumplir con lo acordado. Si tienes que recurrir a la mentira, estás siendo deshonesto, estás enviando un mensaje muy negativo e inconsistente a los demás de lo que es ser una persona honesta.
Los hijos son muy observadores están viendo continuamente las actitudes de los padres, lo que dicen, lo que hacen y lo que dejar de hacer. Nada se les escapa a sus ojos y oídos. Por eso los niños y jóvenes son capaces de ver en el ejemplo deshonesto la excusa perfecta para poder hacerlo ellos también. Decirle a la maestra que no llevó la tarea porque el perro de la casa se comió el cuaderno.  Evitar ir al colegio fingiendo que le duele la barriga, porque no quiere presentar el examen o quiere quedarse en casa jugando vídeo juegos. Les resulta fácil llegar a casa con el juguete de un compañerito y decir que se lo regalaron. Con suerte en casa nadie le pregunta, cuando lo ven con un juguete nuevo. Cuantas veces no oyes decir a tu hijo: ¡mamà yo no fui! otro niño  empujó a la compañera. Después descubres que hay testigos que dicen que fue él…Podríamos llenar páginas de anécdotas de cómo mienten nuestros niños. Muchas de esas mentiras son situaciones chistosas y otras no tanto, porque han tenido consecuencias. Cada vez más oyes a otros padres: tengo en casa “un niño mentiroso”. Cuando son pequeños resulta gracioso, por la picardía e inocencia de como dicen las mentiras. Lo que debe llevarnos a la reflexión, es que esas “pequeñas mentiras”, deben ser atendidas por los padres y adultos. Ir conversando con el niño a tiempo, haciéndole ver, que no decir la verdad, no es lo correcto, Mentir tiene consecuencias.
¿Se puede ser honesto? ¿Cómo lograrlo?
Una de las inquietudes con las que me encuentro conversando con padres y profesores, es que pareciera que en nuestra sociedad es ya habitual mentir. Ser deshonesto es una realidad que estamos aceptando como algo normal.  Muchos adultos con sus conductas deshonestas, son noticia en medios de comunicación, donde los niños los ven, además que envían el mensaje a los jóvenes que dichos comportamientos son parte de la viveza de algunos para lograr objetivos. El mensaje es: Eres tonto, si no aprovechas la oportunidad de enriquecerte rápido. No importa si no cumples el trabajo asignado. Te llevas a tu casa recursos de la oficina, almacén, el hospital, la fábrica…Sus consecuencias perjudican a otros, no las ves, pero les estás negando  derechos a otros.
Si es posible ser honesto, pero todos tenemos el enorme compromiso de educar a niños y jóvenes en valores. Debe estar presente como acción humana permanente.

Prioridad:
Si queremos una sociedad y mundo mejor. Debemos promover y defender la Verdad como un principio de justicia. Desde el momento que tú como persona, padre, y ciudadano cumples con tus obligaciones eres honesto y justo con los demás. Estás  aportando valores para que sea posible la Convivencia en Paz!   

miércoles, 24 de abril de 2013


Volvamos a decir “con permiso”, “por favor”, “gracias”
Enséñelos a respetar…

Vivimos un momento de pérdida de valores en nuestra sociedad y la falta de respeto es una conducta de violencia que se está imponiendo en los más jóvenes. Los padres y adultos responsables de formar niños se preocupan, de ahí el interés y la necesidad de conocer herramientas que los ayuden a educar en el respeto

Los valores se dan y practican en la vida diaria. El respeto se va ejerciendo a través de una variada gama de intercambios de afectos, de aceptación y no aceptación, donde la cotidianidad exige determinados comportamientos frente a una situación específica.
Es en la casa donde se aprende a convivir con el otro y, junto con la escuela, se ofrecen las orientaciones necesarias para que el niño enfrente y pueda actuar según las normas y valores establecidos en el ámbito sociocultural en el cual se desenvuelve.
Los padres o los adultos que están a cargo de un niño tienen en sus manos la importante tarea de educar; lograr que ese pequeño alcance la madurez y llegar al adulto respetuoso que todos quieren. En pocas palabras, que sea una persona integral con valores, que sea capaz de respetarse a sí mismo y a los demás.

¿Cuándo empezar?
Hay que comenzar temprano a educar en valores a los hijos. Es necesario que tome en cuenta la edad de su hijo; tiene mucho que ver con conocer las características físicas y emocionales de cada etapa de crecimiento y desarrollo en que se encuentra. No puede esperar que un niño de 4 o 5 años se comporte igual que uno de 10 cuando quiere que actúe de cierta manera y sea respetuoso.
Un ejemplo que puede orientarlo en este sentido es lo que viven muchos padres cotidianamente cuando quieren que el niño ejecute una orden. Le dicen a su hijo pequeño: “apaga la televisión o deja de jugar, es hora de dormir”. Lo común es que la reacción del niño sea negarse a hacerlo y ante la insistencia comienza a llorar pidiendo que lo dejen un rato más.
En casos extremos reacciona con un “berrinche”. Indisciplina que puede manejar como padre complaciente y dejarlo ese rato más, hasta que él decida ir a dormir. Por el contrario, pierde la paciencia y responde con gritos, impartiendo castigo, que en extremo puede llegar a ser hasta físico.
Ambas maneras de actuar tal vez den resultado y resuelvan el conflicto en ese momento, pero no ha logrado cambiar la conducta para que su hijo sea respetuoso en seguir una orden, que al final es el cumplimiento de una  norma. Con ninguna de esas dos maneras de actuar se ha educado en el respeto.

¿Qué hacer?
En el momento en que su hijo desobedece una norma:
·        Asegúrese de que haya entendido la orden.
·        Explíquele con serenidad las ventajas de obedecer. Con un tono de voz agradable, déle las razones del porqué es conveniente que un niño de su edad se acueste temprano.
·        Darle opciones, por ejemplo, “si apagas la televisión y vas a dormir, el sábado, como no hay colegio, puedes acostarte más tarde”. Recuerde que lo “prometido es deuda”. Siempre la recompensa debe ser equivalente a la norma que tiene que cumplir, no es conveniente ofrecer juguetes costosos. Un paseo, un helado, la invitación de un amiguito a casa pueden ayudar.
·        Le retira un privilegio que había establecido de antemano con el niño. Es importante que el privilegio que va a suspender sea valorado por su hijo. A su hijo le gusta montar bicicleta el fin de semana, entonces le dice que va a suspender el paseo esta semana.
·        Establezca rutinas. A su hijo le ayudará a obedecer el hecho de tener que hacer cada día lo mismo y a la misma hora (comer, bañarse, recoger la mesa, hacer las tareas escolares, jugar, levantarse, irse a dormir, etc.). Todas las acciones realizadas por el niño a diario acabarán convirtiéndose en un hábito y por consecuente irá asumiendo conductas respetuosas hacia otros y a su vez entenderá que en la convivencia es necesario el cumplimiento de normas.

El ejemplo educa
Sea un ejemplo constante en casa. Comenzando por el trato respetuoso con su pareja (y que sea mutuo); con las personas mayores, los abuelos que merecen el cariño y reconocimiento respetuoso de los hijos y los nietos; hacia quienes trabajan en nuestras casas, que nos ayudan en los quehaceres domésticos, que comparten horas de cuidado y crianza con nuestros hijos.
Al establecer una norma en casa debe ser firme y consistente (no quiere decir que no va a hablar con afecto y respeto a su hijo). Es necesario cuando se presente el conflicto con el niño porque se niega a ejecutar una orden.
Debe tener el tiempo para prestarle atención, verlo a los ojos, oír lo que él tiene que decir y expresar con sus propias palabras. Tratar de que su hijo sienta que usted es capaz de ayudarlo, que juntos pueden encontrar la solución al problema.
·        Es necesario que como padre comprenda que el respeto en la persona comienza desde niño. Está formando a su hijo, no se debe imponer normas por la fuerza, porque lo que va a lograr es que su hijo sea una persona sumisa, incapaz de cumplir una norma por convicción propia. El respeto se va ejerciendo hacia afuera cuando está internalizado el respeto propio. Su hijo es respetuoso cuando muestra aprecio y cuidado de algo o de alguien. hacia otros y a su vez entenderá que en la convivencia es necesario el cumplimiento de normas. De adulto, sigue normas y cumple leyes. Ejerce el respeto hacia los demás y reconoce a los otros con igual dignidad humana.
·        Los buenos modales y normas de cortesía no están pasados de moda, como muchos jóvenes creen. Son válidos siempre en toda sociedad si queremos el respeto de unos y otros. Volvamos a decir: “con permiso”, “por favor”, “gracias”, para que las relaciones interpersonales y la convivencia sean posibles desde el respeto al otro.

Llamado
Sea un ejemplo constante en casa. Comenzando por el trato respetuoso con su pareja (y que sea mutuo); con las personas mayores, los abuelos que merecen el cariño y reconocimiento respetuoso de los hijos y los nietos…