Valores, Ètica, Ciudadanía

Valores, Ètica, Ciudadanía
"Nada puedes enseñarle a un hombre, sólo puedes ayudarlo a que lo descubra dentro de si mismo". Galileo Galilei

Especialista en Valores Ciudadanos. Facilitadora de Alto Impacto Genética del Cambio.Open Space

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Especialista en Educaciòn en Valores Ciudadanos Universidad Catòlica Andrès Bello Caracas-Venezuela

miércoles, 24 de abril de 2013


Volvamos a decir “con permiso”, “por favor”, “gracias”
Enséñelos a respetar…

Vivimos un momento de pérdida de valores en nuestra sociedad y la falta de respeto es una conducta de violencia que se está imponiendo en los más jóvenes. Los padres y adultos responsables de formar niños se preocupan, de ahí el interés y la necesidad de conocer herramientas que los ayuden a educar en el respeto

Los valores se dan y practican en la vida diaria. El respeto se va ejerciendo a través de una variada gama de intercambios de afectos, de aceptación y no aceptación, donde la cotidianidad exige determinados comportamientos frente a una situación específica.
Es en la casa donde se aprende a convivir con el otro y, junto con la escuela, se ofrecen las orientaciones necesarias para que el niño enfrente y pueda actuar según las normas y valores establecidos en el ámbito sociocultural en el cual se desenvuelve.
Los padres o los adultos que están a cargo de un niño tienen en sus manos la importante tarea de educar; lograr que ese pequeño alcance la madurez y llegar al adulto respetuoso que todos quieren. En pocas palabras, que sea una persona integral con valores, que sea capaz de respetarse a sí mismo y a los demás.

¿Cuándo empezar?
Hay que comenzar temprano a educar en valores a los hijos. Es necesario que tome en cuenta la edad de su hijo; tiene mucho que ver con conocer las características físicas y emocionales de cada etapa de crecimiento y desarrollo en que se encuentra. No puede esperar que un niño de 4 o 5 años se comporte igual que uno de 10 cuando quiere que actúe de cierta manera y sea respetuoso.
Un ejemplo que puede orientarlo en este sentido es lo que viven muchos padres cotidianamente cuando quieren que el niño ejecute una orden. Le dicen a su hijo pequeño: “apaga la televisión o deja de jugar, es hora de dormir”. Lo común es que la reacción del niño sea negarse a hacerlo y ante la insistencia comienza a llorar pidiendo que lo dejen un rato más.
En casos extremos reacciona con un “berrinche”. Indisciplina que puede manejar como padre complaciente y dejarlo ese rato más, hasta que él decida ir a dormir. Por el contrario, pierde la paciencia y responde con gritos, impartiendo castigo, que en extremo puede llegar a ser hasta físico.
Ambas maneras de actuar tal vez den resultado y resuelvan el conflicto en ese momento, pero no ha logrado cambiar la conducta para que su hijo sea respetuoso en seguir una orden, que al final es el cumplimiento de una  norma. Con ninguna de esas dos maneras de actuar se ha educado en el respeto.

¿Qué hacer?
En el momento en que su hijo desobedece una norma:
·        Asegúrese de que haya entendido la orden.
·        Explíquele con serenidad las ventajas de obedecer. Con un tono de voz agradable, déle las razones del porqué es conveniente que un niño de su edad se acueste temprano.
·        Darle opciones, por ejemplo, “si apagas la televisión y vas a dormir, el sábado, como no hay colegio, puedes acostarte más tarde”. Recuerde que lo “prometido es deuda”. Siempre la recompensa debe ser equivalente a la norma que tiene que cumplir, no es conveniente ofrecer juguetes costosos. Un paseo, un helado, la invitación de un amiguito a casa pueden ayudar.
·        Le retira un privilegio que había establecido de antemano con el niño. Es importante que el privilegio que va a suspender sea valorado por su hijo. A su hijo le gusta montar bicicleta el fin de semana, entonces le dice que va a suspender el paseo esta semana.
·        Establezca rutinas. A su hijo le ayudará a obedecer el hecho de tener que hacer cada día lo mismo y a la misma hora (comer, bañarse, recoger la mesa, hacer las tareas escolares, jugar, levantarse, irse a dormir, etc.). Todas las acciones realizadas por el niño a diario acabarán convirtiéndose en un hábito y por consecuente irá asumiendo conductas respetuosas hacia otros y a su vez entenderá que en la convivencia es necesario el cumplimiento de normas.

El ejemplo educa
Sea un ejemplo constante en casa. Comenzando por el trato respetuoso con su pareja (y que sea mutuo); con las personas mayores, los abuelos que merecen el cariño y reconocimiento respetuoso de los hijos y los nietos; hacia quienes trabajan en nuestras casas, que nos ayudan en los quehaceres domésticos, que comparten horas de cuidado y crianza con nuestros hijos.
Al establecer una norma en casa debe ser firme y consistente (no quiere decir que no va a hablar con afecto y respeto a su hijo). Es necesario cuando se presente el conflicto con el niño porque se niega a ejecutar una orden.
Debe tener el tiempo para prestarle atención, verlo a los ojos, oír lo que él tiene que decir y expresar con sus propias palabras. Tratar de que su hijo sienta que usted es capaz de ayudarlo, que juntos pueden encontrar la solución al problema.
·        Es necesario que como padre comprenda que el respeto en la persona comienza desde niño. Está formando a su hijo, no se debe imponer normas por la fuerza, porque lo que va a lograr es que su hijo sea una persona sumisa, incapaz de cumplir una norma por convicción propia. El respeto se va ejerciendo hacia afuera cuando está internalizado el respeto propio. Su hijo es respetuoso cuando muestra aprecio y cuidado de algo o de alguien. hacia otros y a su vez entenderá que en la convivencia es necesario el cumplimiento de normas. De adulto, sigue normas y cumple leyes. Ejerce el respeto hacia los demás y reconoce a los otros con igual dignidad humana.
·        Los buenos modales y normas de cortesía no están pasados de moda, como muchos jóvenes creen. Son válidos siempre en toda sociedad si queremos el respeto de unos y otros. Volvamos a decir: “con permiso”, “por favor”, “gracias”, para que las relaciones interpersonales y la convivencia sean posibles desde el respeto al otro.

Llamado
Sea un ejemplo constante en casa. Comenzando por el trato respetuoso con su pareja (y que sea mutuo); con las personas mayores, los abuelos que merecen el cariño y reconocimiento respetuoso de los hijos y los nietos…