Volvamos
a decir “con permiso”, “por favor”, “gracias”
Enséñelos
a respetar…
Vivimos un momento de pérdida de
valores en nuestra sociedad y la falta de respeto es una conducta de violencia
que se está imponiendo en los más jóvenes. Los padres y adultos responsables de
formar niños se preocupan, de ahí el interés y la necesidad de conocer
herramientas que los ayuden a educar en el respeto
Los valores se dan y practican en
la vida diaria. El respeto se va ejerciendo a través de una variada gama de
intercambios de afectos, de aceptación y no aceptación, donde la cotidianidad
exige determinados comportamientos frente a una situación específica.
Es en la casa donde se aprende a
convivir con el otro y, junto con la escuela, se ofrecen las orientaciones
necesarias para que el niño enfrente y pueda actuar según las normas y valores
establecidos en el ámbito sociocultural en el cual se desenvuelve.
Los padres o los adultos que
están a cargo de un niño tienen en sus manos la importante tarea de educar;
lograr que ese pequeño alcance la madurez y llegar al adulto respetuoso que
todos quieren. En pocas palabras, que sea una persona integral con valores, que
sea capaz de respetarse a sí mismo y a los demás.
¿Cuándo empezar?
Hay que comenzar temprano a
educar en valores a los hijos. Es necesario que tome en cuenta la edad de su
hijo; tiene mucho que ver con conocer las características físicas y emocionales
de cada etapa de crecimiento y desarrollo en que se encuentra. No puede esperar
que un niño de 4 o 5 años se comporte igual que uno de 10 cuando quiere que
actúe de cierta manera y sea respetuoso.
Un ejemplo que puede orientarlo
en este sentido es lo que viven muchos padres cotidianamente cuando quieren que
el niño ejecute una orden. Le dicen a su hijo pequeño: “apaga la televisión o
deja de jugar, es hora de dormir”. Lo común es que la reacción del niño sea
negarse a hacerlo y ante la insistencia comienza a llorar pidiendo que lo dejen
un rato más.
En casos extremos reacciona con
un “berrinche”. Indisciplina que puede manejar como padre complaciente y dejarlo
ese rato más, hasta que él decida ir a dormir. Por el contrario, pierde la
paciencia y responde con gritos, impartiendo castigo, que en extremo puede llegar
a ser hasta físico.
Ambas maneras de actuar tal vez den
resultado y resuelvan el conflicto en ese momento, pero no ha logrado cambiar
la conducta para que su hijo sea respetuoso en seguir una orden, que al final
es el cumplimiento de una norma. Con
ninguna de esas dos maneras de actuar se ha educado en el respeto.
¿Qué hacer?
En el momento en que su hijo
desobedece una norma:
·
Asegúrese de que haya entendido la orden.
·
Explíquele con serenidad las ventajas de
obedecer. Con un tono de voz agradable, déle las razones del porqué es conveniente
que un niño de su edad se acueste temprano.
·
Darle opciones, por ejemplo, “si apagas la
televisión y vas a dormir, el sábado, como no hay colegio, puedes acostarte más
tarde”. Recuerde que lo “prometido es deuda”. Siempre la recompensa debe ser
equivalente a la norma que tiene que cumplir, no es conveniente ofrecer
juguetes costosos. Un paseo, un helado, la invitación de un amiguito a casa
pueden ayudar.
·
Le retira un privilegio que había establecido de
antemano con el niño. Es importante que el privilegio que va a suspender sea
valorado por su hijo. A su hijo le gusta montar bicicleta el fin de semana,
entonces le dice que va a suspender el paseo esta semana.
·
Establezca rutinas. A su hijo le ayudará a
obedecer el hecho de tener que hacer cada día lo mismo y a la misma hora
(comer, bañarse, recoger la mesa, hacer las tareas escolares, jugar,
levantarse, irse a dormir, etc.). Todas las acciones realizadas por el niño a
diario acabarán convirtiéndose en un hábito y por consecuente irá asumiendo conductas
respetuosas hacia otros y a su vez entenderá que en la convivencia es necesario
el cumplimiento de normas.
El ejemplo educa
Sea un ejemplo constante en casa.
Comenzando por el trato respetuoso con su pareja (y que sea mutuo); con las
personas mayores, los abuelos que merecen el cariño y reconocimiento respetuoso
de los hijos y los nietos; hacia quienes trabajan en nuestras casas, que nos
ayudan en los quehaceres domésticos, que comparten horas de cuidado y crianza
con nuestros hijos.
Al establecer una norma en casa
debe ser firme y consistente (no quiere decir que no va a hablar con afecto y
respeto a su hijo). Es necesario cuando se presente el conflicto con el niño
porque se niega a ejecutar una orden.
Debe tener el tiempo para prestarle
atención, verlo a los ojos, oír lo que él tiene que decir y expresar con sus
propias palabras. Tratar de que su hijo sienta que usted es capaz de ayudarlo,
que juntos pueden encontrar la solución al problema.
·
Es necesario que como padre comprenda que el
respeto en la persona comienza desde niño. Está formando a su hijo, no se debe
imponer normas por la fuerza, porque lo que va a lograr es que su hijo sea una
persona sumisa, incapaz de cumplir una norma por convicción propia. El respeto
se va ejerciendo hacia afuera cuando está internalizado el respeto propio. Su
hijo es respetuoso cuando muestra aprecio y cuidado de algo o de alguien. hacia
otros y a su vez entenderá que en la convivencia es necesario el cumplimiento
de normas. De adulto, sigue normas y cumple leyes. Ejerce el respeto hacia los
demás y reconoce a los otros con igual dignidad humana.
·
Los buenos modales y normas de cortesía no están
pasados de moda, como muchos jóvenes creen. Son válidos siempre en toda
sociedad si queremos el respeto de unos y otros. Volvamos a decir: “con
permiso”, “por favor”, “gracias”, para que las relaciones
interpersonales y la convivencia sean posibles desde el respeto al otro.
Llamado
Sea un ejemplo constante en casa.
Comenzando por el trato respetuoso con su pareja (y que sea mutuo); con las
personas mayores, los abuelos que merecen el cariño y reconocimiento respetuoso
de los hijos y los nietos…