Comencemos a decir la
verdad…
Con el ejemplo Educamos a nuestros niños el Valor de la Honestidad
Si bien todos los adultos aspiramos que nos
hablen con la verdad. También los padres queremos que nuestros hijos nos digan
la verdad. Sin embargo la mayoría de las veces, nosotros les enseñamos con
nuestras acciones que no somos honestos. El valor de la honestidad no es sólo
hablarle al niño o joven que decir mentiras es malo, es demostrar con nuestro
ejemplo, actos y relaciones con los demás, que no mentimos. Que somos honestos.
No todos somos iguales educando, lo que si
debemos tener claro que valores queremos educar, casi siempre son los mismos
valores con los que hemos crecido y vivido en nuestros hogares. Son los que
vamos a ejercer afuera y queremos que los demás también los practiquen. Los
valores se apoyan en la cultura y las costumbres de un pueblo. Aunque tenemos que
tener claro que hay valores universales, aunque existan diferentes culturas,
por ejemplo: no matar, robar…son principios aceptados en todas las culturas.
Los valores deben ser aceptados y compartidos por la familia, la comunidad, la
sociedad en donde nos desenvolvemos. Pautan normas de comportamiento de las
personas y los ciudadanos. De otra manera, entraríamos en conflicto, seria
difícil o imposible la convivencia, poder relacionarnos con otros.
Por eso es importante que si quieres oír la
verdad en tu hijo, reconozcas que el valor que quieres fomentar es la
honestidad. Es el valor, que tu también debes practicar, tus acciones deben ser
ejemplo para los niños de persona honesta.
Incoherencia entre hablar y hacer…
Cuantas veces estás en casa y tu hijo atiende
el teléfono, es una persona que pregunta por ti, y le dices al niño que diga
que no estás. También te debe haber sucedido, que cuando te pide explicación,
le dices que es alguien a quien le debes un dinero y que no tienes como
pagarle.
Es viernes, llamas a tu trabajo contando que
falleció un familiar, cuando tu intención es tomar el fin de semana para ir de
paseo a la playa con la familia.
Tienes que entregar un trabajo en una fecha y
pones como excusa que se borró el informe por un virus en la computadora. Te
prestaron un vehículo lo chocas en el estacionamiento, lo entregas al dueño, no
le dices nada y cuando este se da cuenta, le dices que no fuiste tú, que pudo
haber sucedido cuando se lo entregaste.
Si los padres hablan a los hijos de la
necesidad de ser honestos y decir siempre la verdad y hacen otra cosa. ¿Cómo crees está
recibiendo el mensaje tu hijo? Con este proceder, la formación que le estás
dando al niño, es que mentir es bueno. Aceptable
cuando hay un motivo a conveniencia que lo justifica. No importa tu falta, el
incumplimiento del deber, lo importante es encontrar la manera para que la
mentira sea creíble, evadir responsabilidad, salvarse de las
consecuencias…
Los padres o el adulto que educan deben asumir
la responsabilidad y el compromiso contraído. Sea con la familia, el hijo, el
trabajo, la sociedad. Cuando no eres capaz de encontrar verdaderas razones para
explicar al otro que te impide cumplir con lo acordado. Si tienes que recurrir
a la mentira, estás siendo deshonesto, estás enviando un mensaje muy negativo e
inconsistente a los demás de lo que es ser una persona honesta.
Los hijos son muy observadores están viendo
continuamente las actitudes de los padres, lo que dicen, lo que hacen y lo que
dejar de hacer. Nada se les escapa a sus ojos y oídos. Por eso los niños y
jóvenes son capaces de ver en el ejemplo deshonesto la excusa perfecta para
poder hacerlo ellos también. Decirle a la maestra que no llevó la tarea porque
el perro de la casa se comió el cuaderno. Evitar ir al colegio fingiendo que le duele la
barriga, porque no quiere presentar el examen o quiere quedarse en casa jugando
vídeo juegos. Les resulta fácil llegar a casa con el juguete de un compañerito
y decir que se lo regalaron. Con suerte en casa nadie le pregunta, cuando lo
ven con un juguete nuevo. Cuantas veces no oyes decir a tu hijo: ¡mamà yo no
fui! otro niño empujó a la compañera.
Después descubres que hay testigos que dicen que fue él…Podríamos llenar
páginas de anécdotas de cómo mienten nuestros niños. Muchas de esas mentiras
son situaciones chistosas y otras no tanto, porque han tenido consecuencias. Cada
vez más oyes a otros padres: tengo en casa “un niño mentiroso”. Cuando son
pequeños resulta gracioso, por la picardía e inocencia de como dicen las
mentiras. Lo que debe llevarnos a la reflexión, es que esas “pequeñas
mentiras”, deben ser atendidas por los padres y adultos. Ir conversando con el
niño a tiempo, haciéndole ver, que no decir la verdad, no es lo correcto,
Mentir tiene consecuencias.
¿Se
puede ser honesto? ¿Cómo lograrlo?
Una de las inquietudes con las que me encuentro
conversando con padres y profesores, es que pareciera que en nuestra sociedad
es ya habitual mentir. Ser deshonesto es una realidad que estamos aceptando
como algo normal. Muchos adultos con sus
conductas deshonestas, son noticia en medios de comunicación, donde los niños
los ven, además que envían el mensaje a los jóvenes que dichos comportamientos
son parte de la viveza de algunos para lograr objetivos. El mensaje es: Eres
tonto, si no aprovechas la oportunidad de enriquecerte rápido. No importa si no
cumples el trabajo asignado. Te llevas a tu casa recursos de la oficina,
almacén, el hospital, la fábrica…Sus consecuencias perjudican a otros, no las
ves, pero les estás negando derechos a
otros.
Si es posible ser honesto, pero todos tenemos
el enorme compromiso de educar a niños y jóvenes en valores. Debe estar
presente como acción humana permanente.
Prioridad:
Si queremos una sociedad y mundo mejor. Debemos
promover y defender la Verdad como un principio de justicia. Desde el momento
que tú como persona, padre, y ciudadano cumples con tus obligaciones eres
honesto y justo con los demás. Estás aportando valores para que sea posible la
Convivencia en Paz!